Ojo azul es el primer libro de relatos de J.F. Iriarte Rego.
Ese ojo azul, es una constante en todos y cada uno de los diez relatos que componen el libro. Es la mirada, la luz azul, la que va estructurando el relato de los protagonistas: el del escritor de La enfermedad extraña de Eva Alonso, que se ha levantado con ganas de escribir lo que le dé la gana (primera frase del primer relato que parece una declaración de intenciones) un «postcuento» con personajes reales.
O en el
cuento de Todo colocado a la perfección, cuyo protagonista, un adolescente que tiene la
mirada fría como el hielo, asiste desconcertado y excitado, tratando de no clavar
su ojo azul en el culo de su madre, al descubrimiento de su sexualidad.
Las historias familiares también se cuelan en este
libro. En Animalitos ucepianos, los conflictos con los hijos y los silencios se muestran ante
el temor del padre a la muerte de un amigo, el abismo que se intuye tras las imágenes de él.
La imaginación, la necesidad de salir de lo cotidiano
en A bordo del Eagle, el viejo vestido con traje de astronauta: «Una
nada sigue a otra nada» «Lo único que puede decir es que vivimos huyendo de la
idea de morir». El humor, la fragilidad
de Gorriones: «cada amanecer lucho por no volverme loco. Por ese motivo
intento caminar siempre un paso delante de la locura».
Y la soledad de los protagonistas. La necesidad de
salir del anonimato, de ser vistos, tenidos en cuenta, o amados por la mujer a
la que desean en Falacia afectiva, Pezones.
Para finalizar con la angustia de una madre que
intenta proteger a su hijo muerto en la Gran Ciudad.
Una de las características del libro es la absoluta
libertad del autor en cuanto a las formas, la estructura y el lenguaje. Es,
quizás, la manera de contar más que de escribir. Quiero decir, que al leerlo es
como si me estuvieran contando la historia directamente, de viva voz.
Historias, algunas, que parecen intrascendentes, cotidianas, normales, pero
no. Tan solo hay que ir desmenuzando el contenido para ver que las situaciones
son inquietantes o tristes. Descubrimientos que los protagonistas intentan
comprender.
El reclamo de la aparente intrascendencia esté,
quizás, en una frase del primer relato: «ahora puedo decir, como asegura
Ricardo Piglia, que en cada relato hay siempre una historia secreta bajo la
superficie»
Creo que es un buen libro de cuentos. Un lenguaje muchas veces brillante, con mucho ritmo.
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