miércoles, 7 de junio de 2023

2 HORAS, 15 MINUTOS PARA EL FIN DEL MUNDO - Ernesto Ortega


 No es necesario que lo lean en 2 horas y 15 minutos exactos, a menos que hagan caso de predicciones espantosas que les aseguren que el mundo se acaba en ese tiempo. De hecho, yo he tardado unas cuantas horas más en terminarlo y sigo aquí, escribiendo esta pequeña reseña para un libro muy completo.

Los 16 relatos que componen este libro están unidos por el tiempo.

El tiempo, ese factor ajeno a nuestra voluntad que marca nuestros sueños o ensueños, nuestros deseos y hasta el momento de nuestra muerte, ya sea en el corredor de la muerte de 100 metros lisos o en una cama de hospital, entre un pestañeo y otro que dura tres años y medio. El tiempo se mide desde cualquier ángulo de la vida.

Hay tiempos vacíos que pueden transcurrir entre una relación y otra y puede que lo llene Julia Roberts en un puticlub o una tal Cristina, entre saltos de paracaídas, con su piercing en la lengua con sabor a cuchara de yogur. O puede que en una misma relación el tiempo vacío lo consiga llenar un cigarrillo compartido con un chaval que se parece a James Dean.

Puedes escoger, si crees que se te acaba en tiempo, en observar a tu alrededor preguntándote por qué no hiciste aquello que querías haber hecho, o vender bicicletas estáticas o colchones. O llamar por teléfono a tu padre para escuchar su voz, desde el otro lado de la vida, en el contestador automático.

Todos los personajes son un muestrario de nuestras emociones, de nuestra manera de relacionarnos con los demás, tanto en la amistad como en el amor.

Y hay humor. Un humor de sonrisa, con ironía, bien llevado y traído.

Unos relatos que denotan la madurez literaria de Ernesto Ortega.


2 horas, 15 minutos para el fin del mundo

 

lunes, 5 de junio de 2023

LA PRIMERA MANO QUE SOSTUVO LA MÍA - Maggie O'Farrell


 Y olvidamos porque es preciso. 

Cita importante para la lectura.

 


Desde el principio de la novela, Maggie O'Farrell te introduce en la historia, en el mismo escenario donde vamos a conocer a Lexie, una de las dos protagonistas. Hay un narrador omnisciente, preciso durante toda la narración, como si una cámara de cine estuviera en constante seguimiento de sus vidas, recreándose en los mínimos detalles, como si viéramos las escenas a través de sus propios ojos.

Las dos protagonistas: Lexie y Elina viven en dos décadas distintas aunque iremos comprobando que sus vidas están entrelazadas.

Lexie, una chica que se escapa de su hogar en un pueblo de Irlanda del Norte y se afinca en Londres en los años cincuenta. En la otra década, posterior, está Elina, una artista finlandesa afincada también en Londres y que acaba de tener un niño después de un parto muy complicado. Tras él, Elina se encuentra en un estado de extrañeza y desubicación completo sin llegar a encontrar su lugar en ese mundo nuevo, con un niño al que parece no reconocer como hijo suyo.

Las dos historias, la de Lexie buscando su sitio en Londres, construyendo su nueva vida y la de Elina tratando de mantenerse después de una recuperación lenta se van solapando a través de las páginas. Lexie con su libertad de acción, Elina, todo lo contrario, sometida a los dictados de un bebé, sin poder pintar e intentando conciliar la maternidad, el matrimonio, la comunicación con Ted, su marido, y todo el caos doméstico que supone la llegada de un bebé.

Pero, poco a poco, la historia va centrándose en Ted. La paternidad le descubre imágenes extrañas en su cerebro. Imágenes que son como destellos que desaparecen y no consigue saber ni de dónde provienen ni a qué se deben. Parecen recuerdos de su propia infancia producto, sin duda, de su nueva paternidad como si todos los nuevos sentimientos hubieran removido algo en su interior.

A lo largo de la novela se deduce claramente que hay un importante nexo entre ambas historias: Elina tiene un bebé y Lexie, cuando le corresponde, también se convierte en madre, aunque hay que esperar un poco a que se desvele. A partir de ese momento, todo resulta comprensible.

Maggie O’Farrell analiza a la perfección los sentimientos que la maternidad descubre. La complejidad que supone y que nunca solemos tener en cuenta porque nos parece lo más natural traer un ser humano a este mundo. El lazo indisoluble de la madre con el bebé. Como dice Lexie, es como un ovillo permanente que se va estirando durante el día, cuando madre y bebé se separan, y se va recogiendo con impaciencia cuando ambos se reencuentran.

La maestría de la autora para conectar ambos mundos es extraordinaria.

Sí que hay un momento, casi en el último cuarto de la novela, que la narración se ralentiza. En otros, sin embargo, en los párrafos relativos al hijo de Lexie que se acelera. En ese aspecto, es algo irregular.

Por lo demás, no es una novela para devorar, ni de las que te dan puñetazos. Es una novela conmovedora, delicada, llena de descripciones precisas sobre los personajes, sus miedos, sus contradicciones y sus deseos.


GORDO DE FERIA - Esther García Llovet

Gordo de feria, de Esther García Llovet se publicó en 2021. El protagonista de esta novela surrealista y negra es un monologuista de telev...