Antes de que se publicara Ninguna mujer ha pisado la luna tuve el privilegio
de leer un par de relatos que me envió Kike Parra. Y los que leí ya me
parecieron muy buenos.
El libro contiene ocho relatos, un prólogo de Jon Bilbao y una nota
final.
En Trepar a un árbol, saltar
las olas nos encontramos con el temor, el recuerdo de la soledad, la
ausencia.
“Los niños no siempre saben
cómo van a ser las cosas ni qué consecuencias hay detrás de una acción,
simplemente notan el miedo que en esos momentos se desplaza en silencio por
todas las zonas del cuerpo”
La vida de siempre de Markus
Reinmann, o la vida de un
cineasta de la RDA tras la desaparición de su hijo y la muerte de su mujer. Y
la caída del muro de Berlín de fondo.
“El tiempo no cura,
simplemente es como la sal que recubre un pedazo de carne para conservarla”
Si puedes salvarme es la historia de un doblador
cinematográfico cuando va a conocer al actor a quien dobla. La felicidad no es
lo que parece. Una historia dura de caída, aunque no exenta de cierta
esperanza.
“Los hombres no somos
felices más que cuando olvidamos que es imposible que seamos dioses”
No existe Lucy, un grupo de parejas que viven en un
túnel de Las Vegas con sus hijos se lo juegan todo a una carta para intentar
conseguir una vivienda digna para ellos y sus hijos. Una magnífica historia de
desesperación, que te acompaña a lo largo de toda la lectura, con el deseo de
que el final sea, quizás el que no es.
“El acto del gobernador es a las
once…. Su rostro es amplio y redondo, saludable. Nuestro único recelo es que
sea político: los políticos tienen algo en común con los actores”
Ninguna mujer ha pisado la luna,
el relato que da título al libro,
es una historia profunda, dura. El retrato de la invisibilidad cuando no estás
en tu país, cuando no eres ni siquiera un número, cuando eres una mujer joven
que solo quiere salir adelante para regresar a casa. Es una historia del poder
del hombre. Un relato que produce ese desasosiego que sentimos las mujeres ante
la abyección del macho. Y es cierto, ninguna mujer ha pisado la luna.
En El búnker un hombre recibe una
carta póstuma de su cuñada, de la que siempre ha estado enamorado con una
revelación que cambiará su vida. Una historia de hombres, caza, dinero.
En El cuarto oscuro encontramos una
historia en
el que un fotógrafo de éxito acosa sexualmente a sus modelos. Y ante la mirada
de uno de sus alumnos que no sabe o no puede reaccionar.
Y En tantas veces como amor, una
historia de adolescentes, con una primera relación sexual y un padre artista
con una vida desconocida.
Los relatos son variados, viajeros. Igual nos encontramos una historia
cerca de Zaragoza, como en el Berlín de la RDA, o en Las Vegas. Esto es lo de
menos. Lo importante es lo imaginativo de los relatos, la credibilidad de los
personajes y de las situaciones.
Partiendo de noticias publicadas en la prensa, Kike Parra enlaza sus
propios relatos, su imaginación para construir las historias poco corrientes,
bastante fuera de lo habitual. Relatos con finales abiertos que te dejan con la sorpresa tras una lectura que no puedes abandonar, hasta que eres
consciente de que el final no ha quedado solucionado. Entonces sucede que te
quedas con ganas de leer más, con ganas de seguir por los trayectos
imaginativos de Kike Parra, aparentemente sencillos y naturales. Él nos cuenta
una historia alejándose lo suficiente de los protagonistas para que no se note
que está detrás de todo.
Todos los relatos esconden mucho más de lo que parece y eso es una
virtud. Siempre hay más de una narración, más de una historia en todos ellos. Todo
ello muy trabado, sin fisuras, con detalles que las enriquecen.
La bondad o no de los libros depende muchas veces de la perspectiva del lector. En este caso, a mí me ha parecido muy bueno.
La bondad o no de los libros depende muchas veces de la perspectiva del lector. En este caso, a mí me ha parecido muy bueno.
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