Estamos llenos de grietas, aunque
lo disimulemos. Somos como el edificio que Miguel A. Zapata retrata en la
novela “Arquitectura secreta de las ruinas”
Mediante un argumento muy
sencillo, una grieta que aparece en un edificio, Miguel A.Zapata construye una
novela muy sólida. La segunda, después de Las manos y de su magnífico libro de
micorrelatos, Voces para un tímpano muerto.
En la novela irán apareciendo más
grietas, esta vez humanas, físicas, psíquicas y mortales. La grieta de la
soledad, de la impostura, de la mentira, del qué dirán.
Es un relato coral en el que
intervienen todos los habitantes de ese edificio. Comenzando por el capítulo
Cero de la vida del número tres de la calle Garibaldi, alcanzamos de nuevo el
Cero al final de la novela.
La novela es un retrato de la sociedad
actual, de la quiebra de las instituciones, de la vecindad, de observar que
nuestro mundo se va a pique y quedarnos sentados esperando que alguien lo
solucione. El edificio es el retrato de nuestro mundo.
Y la grieta amenaza a los personajes que habitan en él. Encontramos a Maldini, el argentino
que quizás no es tal, a Bastida, el suicida frustrado, a la vieja Téllez, animal
de mirilla, a la pareja sin hijos que escuchan llantos por las noches, a
Bertita la adolescente o a Mauro el fatuo presidente de la comunidad.
Los personajes y sus propias
ruinas, las mentiras que dan, supuestamente, solidez a sus vidas se nos van
desvelando a través de la voz del narrador que participa de manera distante de los
personajes con sus propias reflexiones. Él observa, analiza y explica.
“Uno es, por lo menos, dueño de
lo que inventa, ¿no? Patentamos las trolas con que construimos nuestras vidas y
poco más que eso.” Dice Maldini
Donde sí hay solidez es en la
escritura de Miguel A. Zapata. Hay momentos en su escritura en la que es
imposible no sonreír por lo esperpéntico de la situación. Y otros sumamente
reflexivos, psicológicos o crueles. Esa solidez se manifiesta a lo largo de
toda la novela, no hay ninguna grieta que te ahuyente de la lectura. Es, como ya
he dicho, sólida, ágil, brillante.
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