Como dice el escritor Antonio Báez
en el prólogo de Jardinería de Interior, Paz Monserrat demuestra un dominio
absoluto de la sencillez y la naturalidad para llevarnos a los mundos
imposibles.
Leyendo los microrrelatos de
Jardinería de interior, te percatas de lo aferrados que estamos a lo terrenal, a lo
que consideramos tangible y huimos o no somos capaces de ver lo distinto, lo que está o se manifiesta, por ejemplo, en la mampara de una ducha o en el fondo de un bolso.
Quizás, y de eso sabe mucho Paz, por efecto de la genética o de la tontuna, perdemos esa habilidad
conforme dejamos la niñez atrás y ya no tenemos espacio en nuestra mente para
la imaginación, para la observación fuera de lo que la mirada te impone.
Para
ayudarnos a ver lo invisible, Paz se vale de la genética o la botánica. O de la
vida de un instituto a través de profesores o alumnos. De la niñez perdida y encontrada por azar.
Las pequeñas historias van desde
lo fantástico, desde esa jardinería interior que todos tenemos aunque no la
veamos.
JARDINERÍA DE INTERIOR
Tengo un bonsái en el útero. De
momento solo hay que controlar que no crezca. Cierro los ojos un instante, pero
la boca queda abierta y debo de haber tragado abono. Al salir de la visita,
unos frondosos manglares han echado raíces en las aguas estancadas de mi
cabeza, un rosal ha desprendido varios pétalos que se han deslizado mejillas
abajo y una jungla con sus pájaros y sus fieras se extiende ahora mismo por mis
tripas. No sé si tengo que regar, podar, eliminar las malas hierbas o seguir
abonando. Y no tengo ni un puto libro de jardinería.
Pasando por la reescritura de
nuestros más famosos cuentos para hacernos ver otra realidad.
INFORME
Se trata de Caperucita.
Al principio, la alegría de la
casa. Siempre haciéndole recados a su mamá, tarareando las canciones de moda y
deseando tener éxito en el instituto.
Después, devorada sucesivamente
por su profesor, su jefe, y ahora su marido que jura necesitarla y quererla con
locura.
Lleva dos días en la casa de
acogida, y esta tarde acaba de darse cuenta de que la directora tiene todos los
rasgos de la cara sospechosamente grandes.
Al mismo tiempo, no desdeña la
ironía para hablar de los problemas de que nos afectan.
DELIBERACIONES DE ALTURA
No se ponen de acuerdo. Unos
hablan de una mutación del cromosoma Y. Otros de una rara anomalía genética que
provoca ambigüedad en los genitales. Se han aportado pruebas sobre un tipo de
hermafroditismo que vuelve delicados y livianos a quienes lo sufren. En los
pasillos se cruzan expertos y asesores procedentes de todas las disciplinas:
políticos, economistas, especialistas en arte antiguo y rabinos estudiosos de
la cábala.
Mientras en las comisiones de la
Cumbre Internacional representantes de todos los países deliberan sobre el sexo
de los ángeles, yo intento llenar el carro de la compra familiar con veinte
euros.
Estos son apenas tres magníficos ejemplos de lo que se pueden encontrar en el libro. Hay microrrelatos realmente deliciosos, inteligentes, sorprendentes.
Es un pequeño gran libro de microrrelatos. Léanlo. Paz Monserrat es una de nuestras grandes microrrelatistas.
¡Mil gracias, Elena! Eres un inmenso y generoso sol de verano que ilumina mis jardines interiores hasta convertirlos en vergeles. Soy toda agradecimiento y clorofila. Un abrazo enorme
ResponderEliminarQué bonito, Paz. Ya está todo dicho. No puedo estar más de acuerdo.
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