Recuerdo
que en el club de lectura de la librería Ramon Llull de Valencia le comenté a
José Ovejero que, en efecto, su libro Mundo extraño producía eso, una tremenda sensación de extrañeza.
Mundo extraño contiene 14
cuentos y otros cinco muy breves. Lo real y lo fantástico se mezclan a lo largo de todos ellos.
Una de las cosas que me llamó la atención es que más que narrar una historia parece que la está contando al lector directamente, interpelando, preguntando su parecer.
Una de las cosas que me llamó la atención es que más que narrar una historia parece que la está contando al lector directamente, interpelando, preguntando su parecer.
En
el libro hay relatos sobre la familia. En el primero de ellos, uno de los más
impactantes, una mujer se encuentra a su madre con la cabeza en el horno, proque había
decidido suicidarse el 24 de diciembre. La hija continúa el día como si nada
hubiera sucedido. Contado en primera persona, a pesar de lo grotesco del
asunto, resulta hasta verosímil. Este
cuento nos da la idea de lo que puede venir a continuación.
Hay
una pareja con una relación sadomasoquista muy curiosa, la relación de poder,
placer y dolor, entre hombre y mujer. En otro de los relatos, tremendo por la
situación que narra, nos hace entrar en la cabeza de una mujer que ha sido secuestrada por sus hijos.
El amor, la devoción llevada hasta el extremo.
La relación que se establece entre un músico y una cubana durante la gira de
este por el país. Ella que quiere salir del país. Él que promete, pero...
El relato de los dos ancianos que atienden a un
vendedor de seguros es magnífico.
La fama de un escaparatista que produce ceguera. Pensamientos perturbados en un personaje que hubiera deseado ser tuerto. Tipos desnortados, adolescentes perdidos dentro de sí mismos. El mendigo que no quiere ver las tetas de la chica de la pandilla, prefiere imaginarlas. Un relato magnífico. Uno de los mejores del libro. Y así, una corte de protagonistas -hombres y mujeres- extraños pero atrayentes. Sorprendentes.
La fama de un escaparatista que produce ceguera. Pensamientos perturbados en un personaje que hubiera deseado ser tuerto. Tipos desnortados, adolescentes perdidos dentro de sí mismos. El mendigo que no quiere ver las tetas de la chica de la pandilla, prefiere imaginarlas. Un relato magnífico. Uno de los mejores del libro. Y así, una corte de protagonistas -hombres y mujeres- extraños pero atrayentes. Sorprendentes.
En todos los relatos, los personajes parecen sobrepasados por la
situación en la que se encuentran. Extrañados y conformados. Hay una búsqueda
constante de la felicidad que choca, al mismo tiempo, con la imposibilidad de
encontrarla. No son conscientes de que la vida está llena de milagros,
pequeños, que pasan a su lado incapaces de verlos y disfrutarlos. A pesar de la
tristeza que rezuman algunos cuentos, no falta el humor, esa ironía que es
capaz de arreglar cualquier situación.
Ovejero maneja las historias con naturalidad, desde
unos inicios sorprendentes hasta un remate todavía más. Al final de la lectura
se queda el poso, el gusto de lo que se ha leído. La sorpresa, la extrañeza y
la constatación de la buena literatura.
Fue un placer poder charlar con él, comentarle
lo que habíamos sentido y percibido durante la lectura de sus cuentos. Y
aprender de sus comentarios.
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