Isabel Barceló me presentó Discordancias.
María García-Lliberós me presentará Tango sin memoria.
Entrevista Elèna Casero, Isabel Barceló, María G. Lliberós
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¿Cómo se presentó la necesidad de escribir, cómo fueron vuestros comienzos?
Elèna:
Yo comencé, más o menos en serio, escribiendo cuentos para mis hijas. Ese fue el arranque, aunque ya llevaba años escribiendo y tirando a la papelera lo que había escrito. Seguí con los relatos cortos hasta llegar a la novela.
Isabel:
-->Cuando era pequeña, en el colegio nos ponían como tarea muchas redacciones. No parecía nada extraño escribir. En la adolescencia surgió el interés por llevar un diario, contar aquellas cosas que me preocupaban o que me ocurrían. Luego me apetecía inventar historias. Escribir se convirtió en un hábito que no he abandonado nunca, aunque llegado un momento empecé a escribir no sólo para mi familia y amigos, sino con la intención de publicar. Y en eso sigo.
María:
-->Escribir surgió como respuesta a las lecturas. Siempre he leído mucho y admirado a los autores. Surgió como un reto.¿Qué temática os atrae?
Elèna:
Cualquier cosa susceptible de ser escrita, aunque el mundo femenino, la introspección, la soledad y las relaciones humanas es lo que más me atrae.
Isabel:
-->Me interesan, sobre todo, las relaciones humanas y tratar de comprender a las personas. Me gusta la historia y contar historias. El universo femenino, nuestra manera peculiar de ver la vida y de vivirla, me fascina. Con todos esos mimbres, tratar de reconstruir la personalidad y los acontecimientos significativos de las mujeres del pasado era casi inevitable. No lo quiero evitar. Me gusta. Y me parece importante, sobre todo porque las mujeres hemos estado secularmente sometidas al silencio y eso nos ha privado de sentir orgullo – muy merecido – por nuestras antepasadas, hablar y saber de ellas, transmitirlo a las siguientes generaciones, prestigiarnos también nosotras mismas a través de ellas. Desde un punto de vista social y cultural, parece que las mujeres hayamos de partir siempre de cero, y eso es radicalmente falso. María:
-->La temática de mis novelas ronda en torno a los motivos no confesados de la conducta humana.¿Cómo os organizáis para escribir, surge de pronto la necesidad, lo planificáis, se desarrolla vuestro trabajo de manera muy estructurada?
Elèna:
Yo me organizo bastante mal. Normalmente he de esperar al fin de semana para poder tener unas horas seguidas. Lo único que hago es llevar una libreta en el bolso para ir anotando cosas y si ya llevo algo en la cabeza, repasarlo mentalmente para ir concretándolo, para ir atando cabos.
Isabel:
-->Como te decía antes, es un hábito que practico a diario. Incluso cuando he terminado de escribir algo y no hay nada decidido sobre lo que escribiré a continuación, me siento y escribo. Esto es más fácil desde que tengo el blog, porque me obligo actualizarlo al menos un par de veces a la semana.
-->En cuanto al contenido de lo que escribo, no lo planifico. A medida que trabajo se van viendo las líneas por donde discurrirá, no hay nada cerrado sino, por el contrario, diversos caminos por los que transitar y los voy eligiendo uno u otro intuitivamente.
María:
Una vez tengo claro la historia a contar, desarrollarla es cuestión de trabajo y constancia. No planifico la novela desde el principio. Me sirvo de un hilo conductor sutil y permanentes feed-backs, aunque cada novela tiene su propia metodología.
Elèna:
Generalmente por las tardes.
Isabel:
-->Como, por razones de trabajo, me he habituado a escribir por la tarde, me encuentro muy cómoda en ese horario, que prolongo hasta la hora de cenar.
Después, procuro no hacerlo, ya que me produce insomnio y eso termina por pasarme factura.
María:
-->Cuando tengo una novela en marcha, disfruto escribiendo a cualquier hora, aunque suelo hacerlo por las tardes, porque he de compatibilizar con mi trabajo de funcionaria.
-->¿Fue difícil contactar con editoriales?
Elèna:
Yo soy afortunada porque no he tenido que pelear mucho, aunque algún manuscrito sí que me han devuelto. En el caso dePolicarbonados ha sido fácil y lo más importante de todo: muy cercano y humano.
Isabel:
-->Contactar no es difícil: lo que es casi imposible es que te contesten. Y que lean lo que les mandas… eso ya roza el milagro. No son muy receptivas. Según mi impresión, las grandes editoriales tienen sus líneas trazadas y no se inclinan por salirse del guión. No parece haber espacio para autores nuevos, o para ideas o temas diferentes.-->
Las pequeñas editoriales son, en mi opinión, las que más arriesgan. Y eso con grandes dificultades, pues el mercado del libro está “copado” por gran cantidad de sellos que pertenecen a grupos editoriales muy fuertes y decididos a controlarlo todo, a ser posible sin excepción. Espero que no lo consigan, porque de lo contrario, muchos escritores quedarían/amos reducidos al silencio.
María:
-->Es difícil conseguir que una editorial te preste atención. Con mi primera novela –La encuestadora- gané el Premio Gabriel Sijé de novela corta que incluía la publicación. Con la segunda –Equívocos- quedé finalista del Premio Ateneo de Sevilla y la editorial Algaida decidió publicarla. Confío en los premios, aunque cada vez hay más competencia.¿Qué se siente, qué os preocupa cuando el libro ya está en la calle, en manos del lector?
Elèna:
Una cierta inquietud por saber qué dirán de él. Si gustará o no. Y por otra la gran satisfacción de ver tu obra en forma de libro.
Isabel:
-->He sentido satisfacción, alegría y también temor. Preocupación por si el libro no se hace visible en las librerías y no puede llegar al lector; por si no gusta tanto como desearía; por si desaparece pronto de los estantes o se pierde en ellos… Mucha satisfacción cuando los lectores me manifiestan un juicio positivo y más todavía cuando la novela es bien valorada por la crítica especializada. Hay que comprender que no es sólo el libro, sino el autor/a quien se expone públicamente a los ojos de los demás. Por otra parte, creo que me sería imposible desentenderme de la suerte del libro. María:
-->Cuando el libro está en la calle lo que quiero es que lo lea la gente, cuanto más, mejor. El juicio de los lectores es el único que vale, llegarles al corazón, inquietarlos, hacerles pensar, proporcionarles unas horas de placer intelectual.Elèna:
Yo trabajo ocho horas diarias en una oficina, más dos horas diarias de desplazamiento. Tengo dos hijas, ya mayores, llo que me permite tener más tiempo que cuando eran pequeñas. De momento, con esas condiciones es difícil dedicarse a la escritura con tranquilidad, pero todo llegará. Además, soy músico y tengo dos ensayos a la semana y debo estudiar que las notas no entran solas.
Todo se puede compaginar con muchas ganas, una cierta anárquica organización y la complicidad familiar.
Isabel:
-->Digamos que se compagina, a secas. Durante una larga época escribía en mi portátil en el comedor de mi casa (los otros dos ordenadores estaban ocupados). Sufría un millón de interrupciones: entradas, salidas, teléfono, preguntas, la tv encendida… Entonces me acordaba de la escritora inglesa Jane Austen, a quien admiro muchísimo, que escribía también en el cuarto de recibir de su casa, donde vivía con un montón de sobrinos. Si ella pudo ¿por qué no habría de poder yo? Y me animaba. Si pese a esas condiciones, salían cosas que estaban bien… Ahora estoy mucho más tranquila y con mejores condiciones. Con todo, no podría hacerlo sin la ayuda de mi marido, que se ocupa de la cocina, de la compra y de conseguir que pueda disponer del mayor tiempo posible. Sin él creo que lo tendría mucho más crudo.
María:
-->Se compagina bastante bien, porque escribir es algo que se hace en soledad y no dependes de nadie. Sólo necesitas la comprensión de los tuyos, el respeto hacia el silencio que requiere esta actividad, disponer de la habitación propia.Y un "comentario-consejo final" que se os ocurra.
Elèna:
Escribir es una manera distinta de ver el mundo, una mirada particular de entender lo que nos rodea, no siempre fácil de comprender. Sólo añadiría que todos aquellos que quieran dedicarse, con mayor o menor dedicación a este mundo, es que tengan paciencia y constancia. Y, por supuesto, que lean mucho.
Isabel: -->No es fácil dar consejos, pero creo que aquellas personas a quienes guste escribir y quieran desarrollar esa faceta y aprender, no deben olvidar la importancia de la práctica. Disciplinarse a escribir con regularidad es importante. Y no desesperarse si no consiguen los resultados apetecidos o no encuentran editor. En esto, como en tantas cosas de la vida, hay que aprender a encajar las contrariedades y a persistir.
María:
Respecto a dar consejos, pocos, porque esta profesión es muy autodidacta:seguir leyendo mucho, gozar de la escritura (porque eso va por delante), perseverar, tener paciencia y confiar en tu obra.
Gracias a las tres, ha sido un placer.
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