En este libro de relatos de Chelo Sierra hay desórdenes para todos los
gustos. Desórdenes familiares con los hijos, con las parejas, con los vecinos. Y
todos ellos llevan la música de fondo del tema Desordéname, de Tony Gas que
pone la melodía en casi todos los relatos de este magnífico volumen.
Chelo Sierra retrata distintas vidas soñadas e irrealizadas o
irrealizables. Sus personajes, seres humanos vulnerables, y tan bien dibujados,
se mueven entre la crueldad, la tristeza, la decepción, la vejez, la
convivencia y el tiempo que va marcando el ritmo de todas esas vidas, incluso
la de Tony Gas a quien le dedica el último de los relatos. Todos ellos están
impregnados del sentido del humor de la escritora: un humor irónico, sutil que
te hace sonreír a pesar de que la situación no tenga nada de humorística. Y esa
habilidad de Chelo, a mí, me encanta.
El desorden del que te quejas es otro ejemplo de que Chelo Sierra es una escritora
imaginativa, que se sabe manejar perfectamente en las distancias cortas, con
una narrativa propia que parece aumentar en cada uno de sus libros.
Si pueden, léanlo.
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