Jaulas de hormigón de Mayte Blasco, finalista del prestigioso Setenil del pasado año, contiene diez relatos.
La mirada de la autora nos traslada al interior de las
viviendas, a las habitaciones, al interior de la privacidad e intimidad de los
protagonistas. Lugares que, al contrario de lo que deberían ser, se convierten
en jaulas.
En todos estos diez relatos los protagonistas se
encuentran, por una u otra razón, atrapados en situaciones asfixiantes de las
que no pueden o no saber escapar. No es un encierro que les impida desplazarse,
salir a la calle o relacionarse con otras personas. Es un encierro psicológico.
Un paralítico pendiente de la reacción de su mujer,
fantaseando con su propia muerte. Una madre centrada en su hijo adolescente, en
su comportamiento y en temor a que haga algo terrible mientras su marido mira
hacia otro lado. Una mujer mayor, madre de un político importante, cuyos
principios no aplica. Una chica encerrada en su habitación jugando con un
perfil equívoco. Una mujer desesperada, aparentemente adicta al sexo, que se
juega el confinamiento como huida hacia adelante. Un hombre con fotofobia, al
que denominan el Vampiro. El padecimiento, la intranquilidad de una madre cuando
se despide de su hijo pequeño que va a pasar unos días con su padre. La
historia de otra mujer que ha sobrevivido a una enfermedad grave sujeta a los
dictados de su marido. La soledad de una anciana rodeada de gente. El miedo de
una mujer que sufrió acoso.
Con un lenguaje directo, sin artificios innecesarios
vamos recorriendo las páginas de este libro, conociendo el ambiente, descrito
por medio de sonidos cotidianos: el tintineo de unas llaves, los pasos en las
escaleras, el timbre del telefonillo, los gritos y risas de los niños que
juegan, pequeños detalles de las estancias: las ventanas, el vecindario, el
trajín de las calles. Elementos que nos ayudan a centrarnos en la zozobra, la angustia
o la insatisfacción de los protagonistas, en su mayoría mujeres.
En definitiva, un retrato del ser humano, con sus grises
y oscuridad, para leer con tranquilidad.
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