En El rencor de los sillones, David Cañadas hace un retrato de unos
personajes cotidianos cuyas vidas están cercadas por los engaños, las
apariencias, la soledad, la incomprensión o la incomunicación o el sentimiento
de culpa entre dos protagonistas.
Una de las características de los relatos es sin ninguna
duda el ambiente de todos ellos, da igual que sea una casa, como una floristería,
un teatro o una cárcel. Lo que en el inicio parece una situación normal y tranquila se va convirtiendo en inquietante hasta llegar a ser agobiante,
aunque nunca llega a explotar.
David Cañadas mantiene el tono, la intensidad
narrativa con un estilo muy rico, muy descriptivo, muy cuidado, lento en
algunas ocasiones para controlar la narración con finales abiertos, expectantes.
No es un libro
cómodo porque en algunas de las situaciones cotidianas podemos vernos
reflejados.
Teniendo en
cuenta que es su primer libro de cuentos, creo que el resultado es muy bueno. Como
preferidos destacaría “Ego te absolvo”, “¿Qué deseas”, “Muoshiwakenai” y “El
rencor de los sillones”.
Cuentos para
leer con tranquilidad, con la pausa necesaria para digerir cada una de las
situaciones.
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