La
función perdida, es la
octava novela que publica la escritora valenciana María García-Lliberós y
segunda con la Editorial Sargantana.
La novela trata de la jubilación y de los miedos a los que nos hemos de
enfrentar tras muchos años de trabajo.
El protagonista es Emilio Ferrer, que acaba de ser jubilado de su cargo Ingeniero
y Jefe de Proyectos de la Dirección General de Infraestructuras de la Comunidad
Valenciana.
Uno de los problemas de la jubilación es enfrentarse al vacío y al olvido.
Más en el caso de alguien con cierto poder, con cierto prestigio, que ha sido
imprescindible en los tejemanejes políticos y administrativos. Uno de esos
funcionarios que, independientemente, del partido que ocupe el poder está ahí
siempre para solucionar lo que los políticos no saben.
Para Emilio el problema consiste en saber qué hacer con el tiempo que tiene.
El trabajo, las ocupaciones diarias ya no están para tapar lo que no se ha querido
ver durante ese tiempo. Y aparecen los recuerdos de su mujer, fallecida, de su
difícil relación, de la casi escasa con sus hijos y la ausencia de amistades. De sus amoríos. Pocos, es cierto. Y las emociones
desconocidas.
Para este nuevo viaje solo cuenta con Guillermo, cuya vida tampoco es un edén. Casado con Adela, a quien ya no soporta y de quien no sabe cómo deshacerse.
Pero hay que pensar cada día cómo levantarse e inventar algo para que las horas transcurran lo mejor posible.
Junto a este amigo, inicia un proceso de resurgimiento. Asiste a clases de
cocina, un viaje a Malta donde conoce a Scarlett, una preciosa scort que le
hace recordar el pasado. El sistema de espionaje sobre su vecina para logar que
caiga uno de sus mayores enemigos de cuando trabajaba como funcionario.
Guillermo, el amigo, resurge a su vez, al quedar viudo de una mujer déspota y
una hija egoísta, como tanto sucede. Y acaba encontrando también su lugar en
este mundo de jubilados.
La novela trata igualmente con un lenguaje muy suelto, con mucha ironía, los
problemas que nos afectan a todos, poniendo en foco en la Comunidad Valenciana
con los temas de la corrupción, la crisis o el problema de las pensiones.
No creo que haya sido fácil para María meterse en el papel de un personaje
masculino y cambiar su habitual modo de escribir. Sin embargo, lo ha conseguido,
y ha escrito una novela muy actual, muy atractiva, con unos diálogos muy frescos,
muy fluidos, muy amenos. Y unos personajes, como es habitual en ella, que tiene mucha habilidad para crearlos, muy bien perfilados.
¡Enhorabuena! Es una novela magnífica.
ResponderEliminarPues sí, Isabel, lo es. A ver si tiene suerte
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