Cuando leí
Solo con hielo, el primer libro publicado por Silvia Fernández Díaz ya dije
cuánto me gustó su manera de escribir, de contar historias que sugieren más que
dicen.
La mirada de los pájaros, publicado
también por Talentura Libros, contiene diecinueve relatos, algunos de ellos
fueron premiados en su día en diversos concursos de relevancia.
Los relatos
son muy variados tanto en longitud como en temática.
Hay relatos
inquietantes muy logrados, como en La
ceguera de las ventanas, y los lobos, la nieve, las alimañas.
Un viaje inesperado
Cada una con el billete que el hombre les
había otorgado….. Mirando a la otra con recelo. Sin atreverse a mirarla…
o Enjaulados.
La nieve perpetua, que no cesa y los pájaros que vuelan en el cuarto, y la
nieve y el silencio.
Si desea
viajar en metro, lea Instrucciones para
viajar en metro.
Intérnese por el mundo de los pasadizos
subterráneos y de las escaleras mecánicas.
Mejor repare en la gente que irá
acercándose: el estudiante que repasa un libro deshojado, la anciana vestida
para un baile eterno, un hombre con un caballo de madera a cuestas.
Siga las
instrucciones y verá hasta dónde puede llegar. No se inquiete.
Relatos en los
que el amor, el desamor, la convivencia rota, el egoísmo, o la desconfianza
están presentes directa o indirectamente. Miércoles
de lluvia, Bochorno, Tomas falsas, Entre cristales o en Ojos que no ven.
Magníficos y
arriesgados relatos corales. Dolor de
tripa. Cuatro voces distintas que se van turnando mediante párrafos. En
cada uno de ellos encontramos el punto de vista de los protagonistas para una
situación agridulce, difícil, dura.
Zapatos de familia, con una historia
trágica, una huida, la necesidad de volar, la imposibilidad de hacerse cargo de
uno mismo.
Viajes
interiores de descubrimiento, viajes dolorosos diálogos, viaje a la imagen de
un gorrión, es el genial relato Grabado
en loza.
En Un regalo para Brenda Watson nos lleva
a una residencia americana. A una familia adinerada, a una jovencita, a la
construcción de un apeadero. A una relación.
¡Esos salvajes me van a quitar la vida! No
nos dejan descansar, ¿verdad, hija?
¿os he dicho que uno de esos negros tuvo la
osadía de llamar a la puerta para que le diéramos una garrafa de agua?
Las relaciones
paterno filiales están muy bien relatadas tanto en El respiradero. La voz del padre que piensa que lo sano es escalar.
Un padre autoritario, unas excursiones interminables, el ahogo, la presión. La
huida a través de la lectura. Leer no es sano
Salud es ejercicio, escalar la montaña, las
caminatas al aire libre. El frío gélido de la sierra, el aire mortal al pie de
la ladera, el reproche en la mirada de mi padre, sus ojos, dos cuchillas de
hielo perdonándome la vida…
como en El adiestramiento del pollo
La crueldad de
la infancia en Itinerarios
El deseo de
huir, de volar, de cambiar de ambiente está presente en casi todos los relatos.
Pero con más intensidad en Las
interioridades del porche.
Y la venganza,
sutil, certera, insalvable en Ponlo en
otra parte.
No puedo
olvidar el primer relato que abre el libro. Uno de los mejores para mi gusto,
claro. Se titula Cuadrilátero,
mientras lo leía he tenido la sensación de que yo era ciega y escuchaba la
historia con una voz que me iba narrando lo que sucedía en un escenario. Las
frases cortas, secas, justas para decir lo que quiere que veamos.
Es un libro muy elaborado. En la
mayoría de los relatos Silvia ha arriesgado en la escritura, en el formato.
Creo yo que en especial en los corales. Las voces no se confunden, los diálogos
están incluidos en el párrafo y no hay equivocación.
Los protagonistas viven con duda,
algunas quedan resueltas, otras permanecen en muchos de ellos hasta el final
abierto. Hay frases secas, cortas que te dejan sin respiración. Otras que te
obligan a pensar por su contundencia. Diálogos fluidos. Las imágenes de los
pájaros volando.
No he descubierto a Silvia, me he
reafirmado en su calidad.
Un libro muy interesante y muy
recomendable.
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