Babas de caracol, publicada en el año 2006 por María García-Lliberós es una doble historia. Por un lado, la de uno de los protagonistas - Pedro Ribera García - escritor de éxito y por otro, la de Berta Astomi Ferrán.
Pedro Ribera está atravesando una crisis profesional y personal de la que parece no saber salir, cuando recibe la carta de un notario. En ella se le indica que debe asistir a la lectura del testamento de Berta Astomi, a quien él no conoce, pero que le nombra legatario de una parte considerable de su fortuna. La condición para recibir la cantidad estipulada en el testamento es la obligación de Pedro Ribera de escribir, en el plazo de dos años, una novela que tome como fuente de inspiración la vida de Berta Astomi.
A partir de este momento, la novela desemboca en dos historias distintas. La de Pedro Ribera intentando descubrir la cara real de Berta Astomi, su biografía, la historia de su familia, el por qué de su carácter huraño y, sobre todo, el odio que siente hacia todos los hombres en general y a su hijo Alejandro, en particular. Y, por el otro, las andanzas de Pedro Ribera, su drama personal y sentimental.
Pero, para mí, la verdadera historia es la de Berta Astomi y las referencias hacia la sociedad de principios del siglo XX, abarcando desde la boda de los padres de Berta hasta su fallecimiento. Dentro de estas referencias, se hace hincapié en la situación de las mujeres en la sociedad española, el dominio del hombre sobre ellas.
Berta Astomi, tras muchos años de espera, consigue casarse con un hombre que no es del agrado de la familia. Este matrimonio acaba trayendo la desgracia de Berta y, por tanto, de sus padres y hermanas. El padre, dueño y señor del destino de las mujeres de la familia, la castiga para purgar los errores cometidos, considerándola culpable del desastre de su matrimonio y del declive social de todos ellos. Es relevante la descripción que se hace en la novela del funcionamiento de la institución matrimonial. El hombre puede comportarse con total impunidad, mientras que la mujer debe acatar, obedecer y resignarse a la vida que le ha tocado en suerte.
Pedro Ribera y los lectores vamos descubriendo cuál es el verdadero sentido del legado de Berta Astomi: hacer llegar a su hijo su verdadera historia, aunque sea en forma de novela.
Lo que más me impresiona de las novelas de María García-Lliberós es la solidez de los personajes, en particular la fortaleza de los femeninos, su construcción, su humanidad. Son personajes reales, lejos de cualquier estereotipo, con todas las contradicciones, sentimientos, ternura e inquietudes con las que nos enfrentamos cada día. Y, al final, se te hacen familiares.
Es cierto que los hombres no salen muy bien parados en la historia pero, me temo, que también son muy reales, mal que les pueda pesar a algunos.
La lectura es muy amena. La novela está muy bien ambientada y documentada. La prosa es sencilla, limpia, muy cuidada, mantiene el interés desde el principio porque está muy bien medido el ritmo de la narración.
Una novela que no debería pasar desapercibida.
En este mismo blog hice una reseña de otra de sus novelas, Equívocos, que fue finalista del premio Ateneo de Sevilla del año 1999
En este mismo blog hice una reseña de otra de sus novelas, Equívocos, que fue finalista del premio Ateneo de Sevilla del año 1999
He escuchado muy buenos comentarios de est anovela, así que ya tengo un motivo más para que sea la próxima.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aportación.
Besicos muchos.
La leeré con toda seguridad, sabes que después de leer tu reseña leí Equívocos y me gustó mucho, por eso seguiré tu recomendación.
ResponderEliminarBesitos
Parece muy interesante (las historias con personajes sólidos me atraen mucho). Intentaré encontrar el hueco para leerla.
ResponderEliminarGracias.