Gordo de feria, de Esther García Llovet se publicó en 2021.
El protagonista de esta novela
surrealista y negra es un monologuista de televisión llamado Castor. Cuando la
casualidad le lleva a conocer a su doble, un camarero de Almería de nombre Julio,
a Castor se le ocurre que podría ser su sustituto en algunos momentos, tanto en
monólogos como en una serie de televisión que está rodando porque a Castor todo
ese mundo le repatea. Solo tiene que conseguir que Julio engorde para parecerse
del todo a él. A partir de esa ocurrencia es cuando la novela empieza a rodar.
Y así, en apenas 152 páginas se suceden fugas, un secuestro, rodajes de escenas en descampados, iglesias sin cura o con cura despedido y chinos, muchos chinos que compran discotecas, palacios de Liria, pisos o satélites y quizás, en un futuro, todo el mundo.
Un viaje por el Madrid de barrios, una crítica social
de los diferentes estatus de la ciudad.
En Madrid parece que hay de
todo, que te regala mil y una cosas, pero la verdad es que Madrid no te da nada
de nada, no da ni las gracias por venir, de eso te das cuenta demasiado tarde,
cuando quien lo ha dado todo eres tú.
El estilo es conciso, con frases cortas que parecen hechas a tajos, diálogos con apenas acotaciones pero francamente buenos. Su humor me ha recordado al de Mendoza en algunas ocasiones por lo absurdo y desternillante.
El asunto de la trama se queda colgada en algunos capítulos, a menos que lo entiendas como una elipsis de días o de muchas horas y muchos chinos.
Lo que es indudable es que tiene
un estilo muy particular que no concede un momento de descanso al lector, que
sabe retratar tanto a los personajes como los paisajes urbanos en pocas
palabras.