DILUVIO PERSONAL
La ventaja de un libro de
microrrelatos es que nunca se termina de leer. Para los no lectores de este
género, quizás suene contradictorio, pero no es así. En el poco espacio que
ocupa una historia se pueden encontrar distintas versiones de la misma según el
día, el ánimo lector o la nube que cruza el firmamento.
Diluvio personal es el segundo
libro de microrrelatos de Miguel Ángel Molina. En todos ellos sigue con su
tradición de contarnos la historia en tan solo noventa y nueve palabras, ni una
más ni una menos.
Un buen microrrelatista debe
saber moverse en todos los campos terrenales o espaciales, amorosos o lo
contrario, oníricos o reales, tristes o alegres, con lluvia o sin ella, y eso
es lo que hace el autor porque recursos no le faltan.
MANJAR DE ÁNGELES
Tras la llamada, los niños abandonan
sus juegos y acuden cabizbajos a la tienda de campaña. La abuela abre una bolsa
y observa cómo cuatro ojos hambrientos devoran con la mirada uno de esos
productos, que para ellos ahora es de lujo. Rasga el envase, toma dos
cucharillas de plástico y destapa el manjar con sumo cuidado para dárselo a los
chicos. Estos quedan absortos, pero al instante hunden ansiosos las cucharas en
el yogur para deleitarse con ese saber a coco que andes odiaban. Mientras tanto
la abuela se traga las lágrimas y lame muy despacio la tapa.
Otro ejemplo de pequeñas joyas.
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