Dos protagonistas. Stella vive en Londres. Un día ve a alguien que cree reconocer.
Jake vive en Hong Kong y el día que están celebrando, junto a su novia y una amiga, el año nuevo chino se da cuenta de que está en peligro.
Estos dos hechos les obligan a huir de sus vidas actuales y en algún momento de esa huida se encontrarán. Ambos personajes comparten un sentimiento de desubicación porque ninguno de los dos se encuentra a gusto en el lugar donde viven. Stella es italoescocesa y Jake, aunque es hijo de una británica y un padre desconocido, supuestamente escocés, ha nacido y vive en Hong Kong.
Stella tiene una hermana, Nina, con quien mantiene una relación muy estrecha, un apego emocional fuerte, pero que poco a poco se va desvelando que existe una cierta incomodidad por algún hecho que se irá conociendo lentamente, igual que el motivo de la constante huida de Stella.
Jake, por su parte, viaja a Gran Bretaña, con la intención de descubrir
el origen de su apellido y encontrar a su padre después de haberse casado, un
poco obligado, con su novia, también británica.
Las vidas de ambos protagonistas confluyen en las Tierras Altas de
Escocia.
El tiempo narrativo de la novela se desplaza desde el presente al pasado
mediante capítulos que muestran ambas familias, la infancia de los
protagonistas y el resultado de todo ello en sus diferentes caracteres.
Es una novela de personajes paralelos, sobre lo que nos une y nos separa,
sobre la importancia de lo que nos sucede en la infancia, sobre el apego
emocional.
En esta novela vemos, como después en las siguientes, las descripciones detalladas, minuciosas y poderosas, tanto de los paisajes como de las acciones, que caracterizan a Maggie O’Farrell.
Los personajes creíbles, las relaciones
humanas y familiares que nos moldean. Es una novela que se lee con tranquilidad
por su lirismo y por su intriga sutil.
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