En este mundo donde se publican cientos de libros a diario, es normal que
alguno de los muchos que valen la pena se te escapen de la lectura. Lo digo
porque yo no conocía a Virtudes Olvera hasta hace unos días.
Acabo de terminar su segundo libro, el magnífico
volumen de cuentos titulado Mamíferos y me
alegro de haber descubierto a una narradora impresionante. He leído los cuentos
con tranquilidad, como suelo hacer siempre y creo que no ha habido ninguno de
ellos que me haya dejado indiferente.
Virtudes tiene la habilidad de crear unos ambientes
especiales en los que destaca su manera especial de mirar, estudiar el
comportamiento humano, de esos mamíferos
que somos aunque algunos se comporten como el animal de la portada del libro.
La recreación que hace de la vida de los pueblos, de los barrios
desfavorecidos, de la infancia y sus traumas.
De la vida cotidiana en el interior de una casa, de una pareja o de los
sentimientos primarios del ser humano. De la vejez, la soledad, el transcurso
de la vida de las mujeres, de algunas madres.
Me ha encantado su manera de escribir, la frescura, la
utilización de un vocabulario rico, a veces lírico, lleno de palabras
coloquiales o con unos adjetivos que sorprenden por su precisión y verbos
llenos de fuerza y tan visuales que te hacen imaginar la escena.
Si siempre admiramos
a narradoras con voz propia, sin ninguna duda, Virtudes la tiene. Una autora a la que seguir la pista.
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