Muerte en Albata es la primera novela de Jesús Espinós Andrés y ha sido publicada por Alalimón.
Muerte en
Albata es una historia real, con la dosis de ficción necesaria para convertirla
en una novela sumamente interesante, con un trabajo apasionante que se percibe en toda ella.
La historia comienza con un asesinato, el de Jaime Rosas, en mitad de la
guerra civil española.
En los primeros capítulos iremos
conociendo a los protagonistas de esta historia: los Olmo, sus raíces, sus
relaciones familiares y sociales en esta Albata que no es otra que Camporrobles,
el pueblo real.
En esta época y en zonas semejantes
a Albata, algunos de los matrimonios eran concertados para acrecentar la
hacienda; las mujeres quedaban en casa, al cuidado del hogar, del marido, de
las labores del campo y de la descendencia; muchas de ellas, analfabetas y con
una existencia durísima, tanto por las condiciones de vida como por las familiares.
El trabajo de documentación realizado por el autor ha sido exhaustivo como lo demuestran las páginas relativas a los hechos ocurridos en el pueblo, la proclamación de la II República, los levantamientos de los campesinos frente a los terratenientes y a la iglesia, la colectivización del campo, el papel que tuvo la CNT o la UGT en estos pueblos, con los protagonistas reales de la familia y allegados de los Olmo.
En todas estas páginas, escritas con realismo y consideración, Jesús ha trazado el desarrollo de los acontecimientos que llevaron a esta familia hasta el paredón de Paterna. El relato de las represiones sufridas en Albata en cuanto triunfó el golpe de estado, las delaciones, las venganzas por el asesinato de Jaime Olmo o por ser republicano o socialista y el papel fundamental de uno de los personajes más relevantes de toda la historia: Calata, el alcalde que no permitió derramamientos de sangre en su pueblo.
Hasta el final de la novela, hasta
convivir con lo que sufrieron Santiago, Mercedes y Manuel, hasta llegar a la
terrible fosa 96 del cementerio de Paterna el relato es estremecedor.
Jesús ha recuperado los modismos
propios de esta zona, el habla cotidiana de aquellos tiempos, las costumbres,
las canciones y algunas de las tradiciones.
En toda la obra se percibe respeto
y pasión por lo que cuenta, su apego al pueblo, intentando siempre ajustarse a
la realidad, sin juzgar a nadie ni por los hechos, ni por sus ideas.
Merece mención la aparición de
María Moliner con su labor de enseñanza a través de las Misiones Pedagógicas y
la llegada a Utiel de La Barraca y la interpretación de Fuenteovejuna.
Vale la pena que alguien con la
pasión de Jesús rescate estas historias que se quedaron ocultas, dormidas o
silenciadas durante tantos años en todos los pueblos.
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