Héctor,
el protagonista de esta novela, inventa un término para describir su manera de
escribir: «Transvivir» Convertir en texto las sensaciones que no se pueden describir.
Héctor es un escritor obsesivo con la escritura. Un hombre que
intenta completar una novela que le lleve a la culminación del éxito. Para
conseguirlo, no duda en arriesgarse aunque se haya de enfrentar a situaciones límite.
Lo original de la novela es que el lector es protagonista de la
historia. Miguel Torija nos convierte en una cámara que sigue los pasos de los
personajes, que nos adentra en sus intimidades, en su vida, en el desarrollo de
la construcción de una novela, en los sinsabores del protagonista, en los momentos de frustración que tan bien conocemos quienes escribimos. Y como sucede en todas las vidas, entramos como
un voyeur en las historias de amor, de infidelidades, de locura, o de
adolescencia sin perder en ningún momento la intriga, como se merece un buen
thriller.
El lenguaje está muy cuidado, la prosa de Miguel es muy visual, exactamente
como lo sería si viéramos a través del visor de una cámara, pendiente de los mínimos
detalles para centrarnos en cada situación que viven los personajes.
Una novela original, muy trabajada, arriesgada a la hora de escribir, que merece la pena que lean.
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